El martes 10 de noviembre un grupo de 18 científicos, humanistas y artistas de diferentes partes del mundo, se reunieron en Pioneer Works, un centro de arte e innovación ubicado en Brooklyn, para hablar sobre conservación en Tierra del Fuego. El centro, de más de dos mil metros cuadrados, es uno de los más importantes en la escena cultural de la ciudad, y para la ocasión, su mismísimo director y fundador, el taquillero artista Dustin Yellin, dio el tour de bienvenida.
El grupo, diverso en edades y disciplinas, se reunía ahí para hablar sobre Ensayos, un proyecto pionero que ha atraído la mirada de artistas europeos y estadounidenses, científicos de la Wildlife Conservation Society (WCS), una de las organizaciones más antiguas y prestigiosas del mundo dedicada a la preservación, y de intelectuales como el antropólogo y filósofo de la ciencia Bruno Latour.
“Estamos practicando nuevas formas de estar en Tierra del Fuego”, explicó Camila Marambio, curadora chilena de 36 años, ex directora de arte de Matucana 100.
Hace cinco años, la curadora, nacida en Estados Unidos pero criada en Chile, visitó por primera vez Tierra del Fuego y sintió que este era su lugar en el mundo; un territorio diverso y complejo, binacional y contradictorio, por ser a la vez prístino y continuamente explotado. Y entonces decidió cuidarlo. Contactó a la ecóloga Bárbara Saavedra, directora del Parque Karukinka, un terreno de trescientas mil hectáreas en la Patagonia Chilena que le pertenece a la WCS, y le propuso trabajar en conjunto.
La idea de Marambio, que tiene una maestría en estudios curatoriales en la Universidad de Columbia en Nueva York y otra en Arte y Política en Sciences Po, París, era integrar la mirada del arte y las ciencias sociales en la conservación del parque. Saavedra aceptó y así surgió el primero de cuatro ensayos.
“La definición de ensayo es un intento de hacer algo práctico. Es lo que hacemos como científicos”, dijo a Tendencias Julie Kunen, directora ejecutiva del programa de América Latina y el Caribe de WCS, en Pioneer Works. “Pero el proceso de indagar es universal. El valor de este proyecto es que está juntando estos mundos en pos de la conservación. Hay gente que se acerca a estos temas por medio de la ciencia, otros por medio de las emociones, y Camila es un proponente de unificación”.
El valor de lo inútil
En estos últimos cinco años, Ensayos se ha enfocado en tres asuntos que impactan a Tierra del Fuego: la restauración del ecosistema mediante el manejo de especies invasivas, la geografía humana tras la brutal colonización de grupos indígenas autóctonos y la conservación de la costa. En todos ellos, su mirada complementa y complejiza la mirada de la ciencia.
Los castores, por ejemplo, representan una de las mayores amenazas a la biodiversidad de la Patagonia. En 1946, 25 parejas de castores canadienses fueron introducidos cerca de Ushuaia, Tierra del Fuego. Hoy, hay más de 100 mil y, según Bárbara Saavedra, se están comiendo, literalmente, el bosque más importante del mundo en esa latitud. Por eso es necesario erradicarlos.
Pero Ensayos propuso que antes de erradicar, era necesario escuchar a los castores para hacerse cargo de su realidad como seres vivos. En una performance, por ejemplo, Marambio, la artista estadounidense Christy Gast y la pareja de científicos Derek Córcoran y Girogia Graells pasaron un tiempo en la castorera del parque vestidos como castores, con vestuarios hechos por Gast, para intentar convertirse en castores y sentir como ellos. En otro ejercicio más reciente, Gast comenzó a trabajar con científicos del Instituto de Arte y Olfato de Los Ángeles, California, para crear un perfume que les permita atraer o repeler a los castores y así continuar la conversación.
“No estamos produciendo soluciones inmediatas a problemas complejos, sino que al revés, estamos aportando con más complejidad, con preguntas que vienen desde otro lado, con una actitud de revisar las soluciones que ya existían”, explicó Marambio.
Para Saavedra, la conservación de la biodiversidad es un problema complejo, que requiere incluir todas las miradas, yendo más allá de cualquier disciplina. En su opinión, la visión científica no está por sobre las otras.
“Nosotros confluimos desde nuestra mirada científica-técnica, pero se nos ha abierto el mundo trabajando con artistas”, dice Saavedra. “Al enfrentar una pregunta específica -como la restauración de un ecosistema dañado por el castor o la conservación de las costas- cada persona con su visión pone a disposición de otros su saber, y es capaz de mirar el de los otros, para en conjunto aventurarse a un proceso diferente de aprendizaje: integrado, inclusivo e identitario”.
Al hablar sobre Ensayos, Marambio muchas veces usa la palabra inútil. La palabra ya tiene un lugar en Tierra del Fuego; Bahía Inútil es una de las más imponentes de la Isla Grande, pero al ser poco profunda, no sirve para fondear barcos, por lo que permanece relativamente intacta. Por años, el equipo de Ensayos se ha preguntado qué puede hacer el arte para ayudar a las organizaciones científicas en el proceso de conservación. “Y una y otra vez llegamos a la respuesta de que el arte es bastante inútil en ese contexto”, se ríe. Pero, al igual que con la bahía, su inutilidad puede ser positiva.
“Abogar por la inutilidad en estos días donde la eficiencia se valora por sobre todo, es realmente abogar por una manera alternativa de vivir”, argumenta Marambio.
Para el grupo, es más importante escuchar, observar, cuestionarse y compartir, que producir cualquier resultado. La inutilidad del proyecto levanta la ceja de quienes no entienden el sentido, pero para su directora, es un ejercicio de libertad. “Ensayos ejercita la vulnerabilidad, aquella misma que es percibida cada vez que alguien pisa por primera vez la Tierra del Fuego y siente el viento desatado, ve el cielo infinito, escucha el constante oleaje de las aguas del estrecho batirse contra las costas de la Isla Grande”, dice.
Pero en cinco años de proceso, Ensayos ha tenido resultados: performances, publicaciones, charlas, encuentros y muchas jornadas de trabajo de campo con artistas, curadores, antropólogos y biólogos en Tierra del Fuego (una con el mismísimo Latour), París, Estados Unidos y el Círculo Ártico. El año pasado, el equipo presentó una exhibición/simposio de un mes en la prestigiosa Fundación Kadist, en París, y este mes realizaron un seminario de un mes en la escuela BHQFU en Nueva York. Todo, con fondos privados e internacionales, autogestionados.
“Este proyecto es realmente la visión de Camila, una curadora que ha trabajado en instituciones muy importantes en todo el mundo, que tiene una mente increíblemente aguda y la capacidad de pensar sobre el arte en una manera realmente distinta”, dice la artista Christy Gast. “Ella podría estar viviendo y trabajando en cualquier parte del mundo, pero ha decidido hacer de este proyecto en Tierra del Fuego su obra de vida”.
Además de la creación de la fragancia, los próximos proyectos de Ensayos incluyen la continua lucha por una legislación adecuada para el borde costero y la realización de una telenovela judicial que dé a conocer grandes casos legales que hayan definido el territorio. La historia de la maderera Trillium y el nacimiento de Karukinka, por ejemplo; o la historia de Caleta María o Puerto Yartou. Cada uno de ellos tendrá un narrador local, entre ellos Bárbara Saavedra, Ivette Martínez y María Luisa Murillo.
Lo que mueve a todo el grupo es la profunda convicción de que lo que están haciendo tiene el potencial de afectar decisiones importantes para el futuro de Tierra del Fuego, y por qué no, de otros esfuerzos ecológicos en el resto del mundo. Conservar no es sólo cercar, dice Bárbara Saavedra.
“Nuestra contribución no es siempre tangible o visible”, concluye Karolin Tampere, curadora noruega de Ensayos. “Pero Ensayos es lo que está permitiendo a todo este grupo de personas conversar sobre estos temas”.